“Tiembla, tiembla bajo la vida, /deja que te busque y te halle”.
Eloísa Pardo Castro nace en Tomelloso (Ciudad Real). Actualmente vive en Leganés y, desde el 2003, ocupa su tiempo en dar clases de alfabetización a mayores, como monitora voluntaria de la Universidad Popular de Leganés en la casa cultural y regional de Castilla-La Mancha de esta ciudad, de la que también forma parte de la junta directiva; dirige los talleres de escritura creativa y ludolingüística “Asiole Dorpa” y un encuentro poético mensual. Disfruta de un refugio en Villanueva de los Infantes y es Dama de la Orden Literaria Francisco de Quevedo de esta localidad.
Ha tenido varias satisfacciones con la escritura, obteniendo diferentes premios e importantes reconocimientos, vale destacar en el año 2010, el premio de microcuento en el Concurso Internacional ‘Escribir Adrede’. Tiene publicado cinco poemarios y un sexto aún inédito, dos libros de relatos y una novela, actualmente está trabajando en una novela histórica y en álbumes para poetas pequeñitos.
De ella, dice el fotógrafo Pepe J. Galanes que, “tiene la luz del siglo de oro y transmite fortaleza y dinamismo”. Eloísa Pardo Castro, tuvo una infancia perfecta en la que mamó de la sabiduría de su abuelo, que supo transmitirle su amor por el conocimiento, la poesía y la escritura. A pesar de que sus poemas han ido derivando “a un tono más oscuro” lucha por adentrarse en “paisajes más gratos”. Ve poesía en muchas cosas y considera que “la vida está para vivirla, no para comprenderla” y poniéndose su inseparable sombrero se aferra a la luz de su infancia.
Y precisamente con la infancia iniciamos nuestra conversación. Háblenos de esa etapa.
Pues tuve una infancia perfecta. A pesar de mi edad y de la época de la que hablamos, yo, que me crie en Madrid y en una casa grande ocupada por toda la familia materna, más los allegados, fui el centro de atención y, sobre todo, mi abuelo, lector insaciable y poeta, hizo de mi infancia un tiempo inolvidable y muelle que, en el recuerdo, aún perdura.
¿Qué persigue ahora?
Estirar, retener el tiempo todo lo que pueda, para seguir acumulando “datos”. Para eso cuento con la ayuda de las palabras. De la lectura. Vivir.
¿Qué ama más?
Aparte, lógicamente, de los seres queridos que todos tenemos y amamos, lo que más amo, desde que tengo memoria son los libros. El conocimiento. Y, la alegría.
¿Cómo le cogió el gusto a la poesía? ¿Por qué escribe?
Por el influjo de mi abuelo, como he dicho antes. Todo se lo debo a él. Escribo porque en algún lugar tengo que dejar todo el caos y la incertidumbre, los deseos, las dudas y el miedo. Para cubrir los huecos que van quedando en el recorrido. Por intentar engañar a la muerte.
¿En qué cosas está más cerca y en qué cosas está más lejos del poeta que era de joven?
Espero estar más cerca de acertar a decir lo que deseo, lo que siento, haber aprendido algo. Mis poemas han ido derivando, con el tiempo y lo vivido, a un tono más oscuro. Son más derrotistas, a pesar de mi confesa alegría. Voy a intentar adentrarme en paisajes más gratos. Marcar distancia. En ello estoy.
¿Qué dimensión le da la poesía al ser humano?
Pues no sé. Es innecesaria y precisa. La poesía, en todo su amplio espectro, hace falta para poder ver más allá. O ver lo mínimo, o resaltar la belleza, para calmar. Para creernos un poco, para no tener miedo. Hay poesía, a pesar de los pesares, en muchas cosas.
Usted va a participar en el próximo encuentro de poetas cuyo lema es Palabras a la muerte. Antes de este encuentro, ¿se colaba la muerte en sus poemas?
Con frecuencia, quizá demasiada. Soy una mujer alegre y positiva, repito, pero algo alarmista y con una sensación de incredulidad asombrada ante el fiasco de la vida. Termina mal. No acaba de gustarme la idea.
¿Se siente más cerca de la muerte o de la infancia?
Ahora, lógicamente, del final. Emocionalmente, no puedo despegarme de la luz de aquellos años.
¿Qué es para usted la vida?
Apenas un parpadeo, pasa rápido, es un desafío, una aventura, un misterio, un viaje. Es una belleza. Pero es verdad eso que dicen, que la vida está para vivirla, no para comprenderla, por las tragedias que también conlleva. La vida va en serio…
¿Qué es para usted la muerte?
Pues podría intentar hacer poesía en la respuesta, pero me temo que no puedo. Es mi obsesión, lo primero que me asalta al despertar. Una pesada. Un engaño.
¿Qué le duele más de la muerte?
Aparte de, como dije en la respuesta sobre el amor, dejar de ver a los seres queridos, me apena no poder seguir acumulando y disfrutando toda la exuberancia que la vida contiene. ¡Y, con todos los libros que me quedan por leer!
Nota: El tema de este XIV Encuentro Oretania de Poetas de la provincia de Ciudad Real, es “Palabras a la muerte”. Se celebrará el 29 de octubre en San Carlos del Valle y está coordinado por el poeta solanero Luis Díaz-Cacho. Esta edición contará con el prólogo de la poeta, Elisabeth Porrero Vozmediano y las composiciones poéticas de Alfredo Jesús Sánchez Rodríguez, Antonia Cortés, Antonia Piqueras, Diana Rodrigo, Eloísa Pardo Castro, Eusebio Loro, Francisco Jesús López, Isabel Villalta Villalta, Juan Camacho, Juan José Guardia Polaino, Luis Alberto Lara Contreras, Luis Díaz-Cacho Campillo, Luis Romero de Ávila Prieto, Natividad Cepeda Serrano, Pilar Serrano de Menchén, Santiago Romero de Ávila y Teresa Sánchez Laguna. Y la colaboración de los “poetas del barro”, familia Leal Arias, del Centro Alfarero La Estación y el Alfar Arias.