Isabel Valdés: “`Violadas o Muertas´ es una declaración de intenciones, de que no vamos a parar hasta conseguir que el mundo cambie y que nos incluya”

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Patricia Blanco.-Cuenta Isabel Valdés, periodista calzadeña, que escribe desde que tiene uso razón, que no recuerda no escribir, no leer, y que cuando era pequeña era su afición favorita.

Ahora, la joven periodista, que salió hace unos años de Calzada de Calatrava, y puso rumbo a Madrid para dedicarse al mundo del periodismo y disfrutar con ello en `El País´, ha hecho realidad uno de sus sueños: escribir un libro.

Y así ha nacido `Violadas o Muertas. Un alegato contra las Manadas y sus cómplices´, de la editorial Planeta, en el que según la también escritora, el lector se encontrará tres cosas: “la historia tal y como sucedió con la información disponible hoy, también un relato cronológico de todo lo que ha ido sucediendo en los dos últimos años, en cuanto al movimiento feminista y el levantamiento de las mujeres, e igualmente, una serie de ideas, creo que muy compartidas por el movimiento feminista que van desde la basura de lo que ha sucedido hasta la emoción más absoluta de lo que está por venir, y que es un mundo mejor, más sano y más igualitario”.

En definitiva, una crónica periodística de ese trozo de historia, (y qué historia), que va desde el 6 de julio de 2016 hasta el 22 de mayo de 2018, y que se traduce en “una declaración de intenciones, total y absoluta de que no vamos a parar hasta conseguir que el mundo cambie y que nos incluya”, a las mujeres, claro está.

Sin desvelar mucho de este libro, porque eso le corresponde al lector, nos cuenta Valdés que tiene 9 capítulos, y que “historias tiene muchas”, pero el hilo se centra sobre todo en la historia de La Manada y en la historia del crimen de Nagore Laffage en 2008. 206 páginas contando el prólogo y el texto final, una escritura “muy visceral” y un estilo muy personal.

No puede ser de otra manera cuando escribir un libro de este tipo “es todo un bofetón contra el mundo de la realidad, porque una cosa es tener en mente pequeñas cosas, haber vivido este caso de forma intensa, y otra recopilarlo todo y tenerlo de frente, lo cual fue chungo, más como mujer, porque lo que nos hizo fue abrirnos los ojos y vernos reflejadas en ella. No fue agradable, fue intenso y doloroso”, explica Isabel. Suerte que el encargo (de un buen amigo) llegó casi por sorpresa, “dije que sí, porque creía que era el momento de poner perspectiva a la lucha de hace dos años, tenía miedo e ilusión, pero acepté y fue rápido”.

Junto a ella, comparten “cartel” y portada, dos figuras del feminismo, Cristina Almeida y Manuela Carmena, elegidas “porque en su vida y su trabajo han demostrado una lucha para con el feminismo y creo que son dos nombres que no solo dejan redondo el relato sino que le dan peso. Hay voces que no se deben perder y es el caso de ellas en este momento y en esta lucha”, señala la autora.

Sobre el futuro de Isabel Valdés, explica la misma que sin duda pasa por el periodismo, “amo mi trabajo profundamente, es una vocación total y absoluta y creo que no es incompatible, (…) siempre había soñado con escribir un libro, la verdad, aunque pueda parecer un tópico, y éste vino muy de sorpresa y  la temática no es para estar feliz, pero sí que me siento así de haber podido escribirlo porque es algo muy difícil y si no me había puesto antes a hacerlo es porque me daba quizás miedo a no saber escribirlo o no poder terminarlo, y por esa parte estoy contenta”.

¿Será entonces este el primer libro de muchos?: “No lo sé porque ando envuelta en la locura de verlo realizado, y me parece algo increíble, pero ojalá, porque me ha gustado mucho la experiencia, y espero tener muchas más cosas que decir, y espero que de aquí en adelante en positivo y no tan dañinas como ésta, que es contar la historia de una violencia que sufren miles de mujeres en todo el mundo”.

El 26 de Junio, La Central de Callao, en Madrid, acogía el acto breve, participativo y enriquecedor de la presentación oficial del libro, con una anfitriona “inquieta pero tranquila” acompañada por Nerea Pérez de Las Eras, Celia Blanco y Cristina Almeida. Una presentación a la que siguen muchas otras; la segunda de ellas, en la tierra de Isabel Valdés.

Lo que vino tras el 8M

Si hay algo que añore en la sociedad española, cuenta Isabel Valdés, “es la apertura de mente de aquellos que viven todavía  amurallados por una ideología de hace un siglo o dos, pero también echo de menos la voluntad de meter `las manos en harina´ para provocar un cambio y para llevarlo a cabo”.

Todavía se le eriza el bello a la periodista calzadeña cuando recuerda lo vivido en la jornada del 8M, lo más cerca que ha estado la sociedad española de amasar esa harina de la que habla Valdés, en un día  “tan emocionante y tan bonito, que no tengo palabras para describir cómo se vivió el pre, el durante y el post, pues nunca imaginé ver mi periódico absolutamente vacío de mujeres, o el apoyo inmenso que tuvimos por parte de todos los compañeros, ni esa manifestación impresionante en Madrid, de la que yo fui consciente después, cuando vi las imágenes, porque mirabas y mirabas y no había fin de cabezas”.

Fue sin duda, como recuerda la escritora, un antes y un después “en cuanto al apoyo social de nuestra lucha y ahí se rompió algo, la connivencia con este tipo de sinrazón y de argumento en contra del avance y el progreso”. Y fue también una demostración de que ese día las mujeres estaban dispuestas a salir a la calle para luchar por ellas mismas, reconoce,  “y de que teníamos un gran apoyo detrás, de una inmensa parte de la sociedad, que se ha completado ahora un poco después, de manera rapidísima con este nuevo Gobierno, y este nuevo Consejo de Ministras, y creo que demuestra que la voluntad y las ganas de hacer las cosas son lo único que tira para adelante”, explica en relación al proceso de cambio en el gobierno español. “Es el gobierno con más mujeres del mundo, y al igual que el 8M fue un ejemplo, en las portadas, de nuestra pelea infinita, este nuevo gobierno también es ejemplo de que las cosas pueden ser de otra manera, y de que el cambio institucional también era necesario”.

¿Pero ha cambiado las cosas tras el 8M?, “creo que hemos sido nosotras las que hemos logrado el cambio, las que hemos sido nuestro propio trampolín, y en el fondo creo que no había otra forma de hacerlo porque al final somos las perjudicadas, las que sufrimos la violencia, la brecha salarial, la sumisión, el maltrato psicológico y físico, los asesinatos…, entonces, cuando nos hemos dado cuenta de verdad de que ya estaba bien y cuando hemos visto que cientos de miles de mujeres en todo el mundo abrían la boca para decir lo mismo, nos hemos visto arropadas unas por las otras y hemos tirado hacia delante, que es el único sitio hacia el que podemos ir”.

“Para algunas cosas soy muy manchega”

Y Calzada de Calatrava ¿Cómo ha influido en Isabel Valdés?, le preguntamos a la periodista, y su respuesta fue clara: “en todo, crecí allí, y viví hasta los 17 años, todo lo que soy, lo soy gracias al pasado, y espero que también mi futuro pase por mi pueblo”.

Un pueblo al que va poco, por el trabajo, pero del que tiene muchos recuerdos: del teatro, de los amigos y compañeros de Fontanar, la asociación cultural de la que activamente formó parte durante mucho tiempo y en la que siguen trabajando por la cultura sus compañeros y amigos, de su familia, de su hermana, de cuando nació su hermano, de sus amigas del cole…

“Crecí allí, rodeada de un montón de personas maravillosas, que todavía siguen conmigo, por suerte las conservo, aunque a cuando te vas del sitio que has nacido no puedes ver tanto a la gente que quieres”, recuerda una emocionada Isabel, quien todavía valora la libertad de haber crecido en Calzada  “de poder salir a la calle, y no pensar en nada más que jugar, sin tener miedo a nada, lo que es vital para un niño”.

Y prosigue diciendo: “La conexión con mi pueblo es brutal, para algunas cosas soy muy manchega y estoy orgullosa de haber nacido donde he nacido, y de haber crecido donde he crecido y creo que me ha forjado un carácter un tanto duro, pero creo que importante, porque me ha dado herramientas para desenvolverme mejor en la vida”.